Descripción: se trata de un verdadero chiringuito de playa, eso sí, con una calidad de comida superior a lo acostumbrado en este tipo de sitios. Las vistas son estupendas, al estar ubicado en la playa. No me gustó la recepción que tuvimos, ya que hubo un enfrentamiento fuera de tono entre uno de los camareros que se disponía a sentarnos directamente y el encargado, que sentó a otra pareja antes, que también tenía reserva y que había llegado antes. Es decir, con razón, pero absolutamente fuera de toda educación, con su camarero y con nosotros, que no teníamos que haberle oído.
Qué comimos: pedimos para compartir, del apartado de tapas, unos boquerones fritos, algo secos, y unos chopitos, mejor que los anteriores, pero tampoco excelentes. También una ensalada de tomate, anchoas y pepino, recomendada, en la que lo mejor era el pepino, por lo que no diré más.
Como plato principal, pedimos lógicamente arroz, concretamente Señoret, con gambas y bacalao y con una ración aparte de ali oli y tomate para mezclar. Por partes: el arroz muy bueno la verdad, incluidos los "tropezones", de buena calidad. El ali oli bueno porque casi siempre está bueno, aunque en este caso creo que era mayonesa con ajo, porque estaba demasiado poco contundente. Pese a eso, bueno de sabor.
Qué bebimos: acompañamos la comida con un vino blanco fresquito, acorde con la situación y la comida.
De postre: no merece demasiada mención, ya que pedimos un helado de leche merengada para compartir entre dos.
Qué destaca: principalmente la ubicación, teniendo siempre en cuenta que se trata de un chiringuito puro y duro eso sí. Que nadie espere una terraza bonita y sofisticada. El arroz está bueno y si corrigiesen la chulería del encargado, ganaría muchos puntos.
Precio: 40 € / persona como mucho. Puede ser menos perfectamente.
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