Interesante experiencia culinaria la que vivimos recientemente en una visita a Zaragoza por temas de trabajo, ya que pudimos probar este bonito restaurante, al que íbamos por recomendación, y que resultó muy agradable, tanto en lo que a servicio y comodidades del sitio se refiere, como en la calidad de la comida.
Para compartir pedimos lo siguiente: ensalada de tomate y ventresca, en la que ésta última era de muy buena calidad, aunque escasa en mi opinión (7,5), ensalada de perdiz, interesante, ya que venía acompañada de una salsa muy rica y de helado (no sabría decir muy bien de qué), que mejoraban incluso el buen sabor que ya de por sí tenía la perdiz (6,5), y alcachofas rebozadas, posiblemente el mejor de los entrantes que probamos (8).
Como plato principal, dado que es la especialidad de la casa, pedimos chuletón de vaca gallega, que te lo sirven al centro, para hacerlo al gusto sobre una plancha. Hacen bien en recomendarlo, porque la carne es de buenísima calidad, suave, tierna y sabrosa. Un notable muy alto para este plato (8,5).
De postre probé solamente las trufas heladas, que vienen bañadas por una especie de natillas, y que estaban buenas, aunque no enamoran (7).
Por lo demás, intersante carta de vinos, con una referencia (la que elegimos) sin duda de gran calidad, un Campo de Borja, de la bodega 3 picos, buenísima (uva garnacha), que recomiendo sin dudar. Aparte, buen café y buenas copas. En nuestro caso, pudimos probar un G-Vine con Fiber Tree, acompañado de uva y fresa, muy bien servido. Me consta también que disponen de carta de puros, aunque en nuestra mesa, nadie pidió uno.
El local invita a conocerlo. Cuenta con una terraza bastante grande, en la que da gusto hacer una buena sobremesa. Sin duda, una gran comida, en un sitio ideal.
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